En el mundo de las terapias manuales hay muchas escuelas de pensamiento y razonamiento diferentes. Esto hace que algunas personas tengan nombres distintos para las mismas técnicas. Más a veces, ocurre todo lo contrario. Se utiliza el mismo nombre para técnicas que difieren muchísimo una de la otra.
Este es el caso con el Drenaje Linfático. Originalmente, el Drenaje Linfático es un conjunto de estrategias desarrolladas por la rama médica llamada Osteopatía. Fue perfeccionada por los daneses, los doctores Emil y Estrid Vodder en los años 1930’s. Posteriormente, otros médicos, tales como el Dr. Bruno Chikly, han extendido los mapas del sistema linfático a los órganos del cuerpo y otros tejidos y han aplicado los descubrimientos más recientes sobre el sistema linfático para actualizar la técnica y ampliar el repertorio de sus usos.
El Drenaje Linfático siempre, desde sus comienzos, ha sido una técnica de toque gentil, cuyas manipulaciones rítmicas y de poca presión, se hacen repetidamente en direcciones muy específicas, que responden a la anatomía del sistema. Las mismas buscan estimular y apoyar al sistema a eliminar el exceso de líquido, toxinas y residuos.
El Sistema Linfático es un segundo sistema de retorno, que se encarga de mover el exceso de líquido del tejido, y a la vez, recoger las moléculas más grandes (macro proteínas), los residuos metabólicos, las toxinas, los residuos de infecciones, las células muertas o tejidos que se han desprendido y muerto tras alguna lesión o cirugía. El Drenaje Linfático es una excelente herramienta para manejar la inflamación; especialmente útil, en la inflamación crónica; acelera la recuperación de lesiones y la cicatrización posquirúrgica.
Desconozco personalmente el proceso que llevó a la tradición de la Estética latinoamericana, a llamar Drenaje Linfático a un masaje de effleurage profundo, agresivo al tejido subcutáneo y el que se alega “rompe” las células de grasa para ayudar a bajar las pulgadas o mejorar el aspecto de la “Celulitis Estética”.
Algunas esteticistas llaman a este tipo de manipulaciones “masaje reductor”. Sin embargo, hay muchas que lo conocen erróneamente como Drenaje Linfático. He aquí el problema y por lo que me parece pertinente la aclaración. Cuando un médico le recomienda a una paciente postquirúrgica o a una paciente con una mastectomía post-cancer recibir terapias de Drenaje Linfático, lo que está recomendando es una terapia que le ayude al cuerpo a reducir la inflamación o edema de forma natural y gentil.
Sin embargo, la persona que no tenga el adiestramiento adecuado o que crea que lo que se le están pidiendo es un Masaje Reductor, puede poner en peligro a su cliente. En lugar de disminuir la inflamación, una manipulación agresiva puede lastimar el tejido que está en pleno proceso de cicatrización. El cuerpo, ante esto, inflama aún más el área. No solo se hace más lenta la recuperación, sino que se entra en riesgo de causar una infección, lo cual es aún más grave.
Otro mito sobre el Drenaje Linfático prevaleciente en nuestra comunidad de terapeutas es que el Drenaje únicamente tiene aplicación estética. Nada más lejos de la realidad. El uso del Drenaje en mi práctica de masaje es 95% sobre lesiones agudas o dolores crónicos. Apenas un 5% o menos ha sido por detox o para trabajar edemas menores después de una mastectomía. Yo uso alguna técnica de Drenaje Linfático al menos el 99% del total de mis terapias, sobre todo, en las terapias de Masaje Ortopédico, nuevamente, para el manejo de lesiones o de inflamación crónica local.
Casi todos los problemas de dolor, si no todos, tienen algún elemento de inflamación envuelto. Es decir, líquido que no ha salido del tejido. Poder distinguir el líquido de la fibra muscular y de la fascia, y tener una herramienta específica para trabajarlo, ha sido de gran ayuda para mis clientes. Antes de conocer y comprender esto, puedo decir que solo tenía destornilladores de paleta; más la mitad de los tornillos eran de estrías. Estoy agradecida a la existencia de haber puesto esta poderosa herramienta en mis manos.
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